jueves, 15 de marzo de 2012

Algo sobre Darío…


Algo sobre Darío…

Yo soñé que era un hondero
mallorquín
Con las piedras en la costa
recogí,
cazaba águilas al vuelo,
lobos, y
en la guerra iba a la guerra
contra mil.
Hondas. Rubén Darío

Arqueles Vela definía al modernismo no como nueva corriente literaria sino más bien como una suerte de  reforma estética cuya filosofía se basaba en la recuperación de las formas parnasianas y simbolistas surgidas en Europa a finales del siglo XIX, y como tales la renovación del lenguaje cuyo estilo se basaba en la incorporación de palabras contextualmente fuera de los términos de la poética modernistas, pero que daban a la fonética del verso el un ánimo en esta amalgama de valores artísticos, literarios y religiosos muy apegados a la tendencia romántica.
   Uno de estos valores literarios es sin lugar a dudas el nacido en  Metapa, Nicaragua en 1867, y cuya obra poética, por sus distintas y múltiples dualidades trascendió a niveles interestelares, me refiero al poeta Félix Rubén García Sarmiento, mejor conocido como Rubén Dario, quien fuera el iniciador del Modernismo hispanoamericano y universal. Me atreví a hacer mención de la cuestión de las dualidades ya que si bien está creando nuevas tendencias estilísticas en su poética, no podemos dejar de un lado que aún existía ese debate entre las nuevas tendencias poéticas aterrizadas en su contexto inmediato y la recuperación de las antiguas formas románticas en función de la búsqueda del poeta.
   La vida de Darío fue en sus primeros años una tormenta doméstica, el matrimonio de sus padres Manuel García y Rosa Sarmiento, realizado como en muchas familias por conveniencias económicas, era prospero sí, económicamente, desafortunada o quizá para el desarrollo del poeta, afortunadamente, el matrimonio de ellos no era el que de niño Darío hubiese deseado, ambos se profesaban infidelidad al por mayor por lo que el pequeño Rubén tuvo que refugiarse en un convento Jesuita, quizá fue de ahí que tomó elementos para crear varios de sus textos, entre ellos Los motivos del Lobo
   En 1888, aparece el libro, quizá más conocido de Rubén, Azul, el libro fue innovador, comentado en todo el mundo, un joven latino estaba reformando la poesía, el genio de Nicaragua lo llamaban por aquellos años.
   En el año 2000, la editorial Lumen publicó la antología Rubén Darío y una sed de ilusiones infinitas, no podría otorgársele mejor título, en efecto y gracias a las dualidades ya mencionadas Darío siempre estuvo en una búsqueda de las ilusiones, podríamos decir entonces que la poesía de Darío es hasta cierto punto utópica, la poesía de Darío retomaba detalles de la mitologíaa Griega, ejemplo claro es el poema Coloquio de Centauros. 
   Darío falleció en la ciudad que lo miró crecer, en León en 1916, y no se podría definir el estilo poético de Rubén más que con las palabras de Alberto Acereda: El inicio de la modernidad literaria hispánica, que en el caso de Darío se traduce en un apasionante mundo poético formal y conceptual. 
   Darío era pasional, sí, pero al mismo tiempo aplicaba la razón en sus textos, esa dialéctica fue lo que al fin de cuentas creó ese estilo “Moderno”, fue esa la modernidad de Darío la confabulación de dos vertientes totalmente distintas empleadas en un tono poético que se plantaba en los escritos de Rubén.
Ténforo retónforo 

Modernismo, Cine, Chaplin y Más



 Una cosa es hablar de modernismo y otra muy diferente es hablar de modernidad o el muy nombrado “Modern Style”, todos ellos son diferentes en cuanto a su valor significativo. Ahora lo que  corresponde aquí es explicar de manera concisa ¿qué es el modernismo? y ¿cómo influyó en el cine?


Modernismo

El modernismo al comienzo es el movimiento que se da primeramente en Hispanoamérica y que después se esparce por todo continente principalmente en el ámbito literario. El modernismo es el movimiento que retoma lo más importante de lo antiguo y lo fusiona con el presente para crearse.


El Modernismo Literario: Se da desde 1890, cuando un grupo de escritores, principalmente poetas, escogieron este término para identificar su tendencia a la renovación de temas y formas.  El máximo representante es el poeta nicaragüense  Rubén Darío.  

El modernismo literario se da  en respuesta   al creciente poder del dinero y los ideales materialistas que se encarnaban en la  burguesía, como reacción contra la guerra hispanoamericana de 1898,  y contra el Imperialismo Yanqui. 


Consecuencia del impacto del Modernismos literario  es la ruptura con la cultura de la Antigüedad Clásica y la exaltación de los ideales de la Generación del 98 en España.
Así pues el movimiento tuvo un gran auge en todas las bellas artes, dándose a conocer ampliamente en todo el mundo como Art Nouveau.

Rápidamente se esparce hacia las artes plásticas, la música, la escultura, la arquitectura hasta llegar al cine, donde grandes directores y artistas quedaron marcados por esta época.



Cine

  El cine modernista fue una de las artes más maravillosas que renacieron de movimientos anteriores como las tendencias dadaísta, surrealista, cubista y futurista que se interesaron pronto por el cine. En Europa surgieron, tras la Primera Guerra Mundial, varios movimientos modernistas que invadieron las artes. De ellos cabe destacar el dadaísmo, que pretendía sobre todo escandalizar, y el surrealismo, que ponía el énfasis en lo irracional y lo subconsciente. El cine les llamó la atención pues al expresarse mediante el movimiento de imágenes era una innovadora y moderna forma de comunicación artística, acrecentada con la utilización de técnicas que permitían satisfacer las inquietudes de los interesados por los nuevos inventos.


  Mediante algunos procesos cinematográficos, como los rodajes fotograma a fotograma para lograr composiciones efectistas, o las fotos puramente científicas que les permitieron comprender mejor la naturaleza del movimiento, los pintores aprendieron y lograron “dar vida a sus imágenes”. Picasso se había planteado hacia 1912 la posibilidad de una pintura móvil proyectada sobre una pantalla de cine que nunca realizó.



La importancia de los decorados teatrales pintados aproximados al cine expresionista alemán a la pintura en El gabinete del doctor Caligari  o a la vanguardia francesa con la película de Marcel L’Herbier, La inhumana (L’inhumaine, 1924), con sus estelarizados decorados art-decó y el especial decorado “cubista” para el laboratorio.

Le sang d’un poéte (La sangre de un poeta, 1930), de Cocteau, a pesar de que el director se consideraba antisurrealista, es considerada hoy como cercana al “auténtico” surrealismo de Salvador Dalí y Luis Buñuel o del surrealismo de las primeras películas cómicas de René Clair, como París dormido (Paris qui dort, 1923) y Entreacto (Entr’acte, 1924).





Los intelectuales iniciaron un acercamiento al cine, relegado hasta ese momento a las barracas de feria, que desarrolló nuevas formas expresivas, experimentando en el campo del documental, un género que iba  a evolucionar más tarde en eficacia. Abel Gance con Napoleón (1927), y Buñuel con Un perro andaluz (1929), plasman suficientemente las líneas creativas que había en aquellos años en los países europeos.





Charles Chaplin

Quizás el más conocido y gran icono del modernismo en el cine es Charles Chaplin, quien diera vida a las películas de cine mudo muy representativas y con una gran crítica social sobre las condiciones de vida de la clase obrera y marginada.
Charles Chaplin cuenta con una inmensa filmografía, y aunque todas son películas excepcionales se hará hincapié sobre un filme que representa muy bien al modernismo con su temática.



Tiempos Modernos


La película de Charles Chaplin aparece en el año de 1935 con una duración de 89 minutos. Cuenta la historia de un obrero de la industria del acero, que se vuelve loco, cansado el mismo trabajo, y después de pasar un tiempo en el hospital recuperándose, es encarcelado por participar en una manifestación sindicalista en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin pretenderlo ayuda a controlar un motín con el cual obtiene su libertad. Una vez fuera de la cárcel, lucha por la supervivencia y comparte esta lucha con una joven huérfana que conoce en la calle. Ambos buscan el sueño de una vida mejor.

Chaplin crea esta sátira de la sociedad industrial que modernizó los sistemas productivos a costa de suponer una alineación del individuo entre millones de trabajadores. Es una obra maestra indiscutible que contiene escenas memorables y clásicas, como cuando Charlot pasa por los engranajes.




En la película, se dan una serie de contradicciones como por ejemplo: la capacidad de un país como los Estados Unidos de producir en masa y aun así caer en crisis económica. Otro ejemplo es: el que los Estados Unidos basó su economía en el trabajo de sus obreros y aun así no tiene leyes para protegerlos. La ironía mas grande es que en esa época se vivía mejor en la cárcel ya que se tenía comida todos los días, y en las casas se carecía de ella a pesar de la libertad de la que se gozaba en los tiempos modernos.
La película destaca la relación de progreso entre progreso y eficiencia, ya que todo está medido por una mecanización del tiempo, y la noción del tiempo, está ligada a la producción. Se da también la deshumanización debido a que el jefe del personaje principal cada cierto tiempo obligaba a producir más en menos tiempo, abusando de los empleados.





Chaplin logra destacar que a pesar de vivir en tiempos modernos, hay una clara división de clases sociales. Por ejemplo, el jefe que es también dueño de la empresa tenóa su propia oficina, el poder y el dinero. Mientras que la huérfana al carecer de esos bienes se veía obligada a robar para comer. Chaplin nos permite a través de la película ver cómo surge la proletarización extrema, y como consecuencia se da el cierre de las fábricas y organización obrera, o sea, la sindicalización, con tendencia política marxista, para reivindicar los derechos de los trabajadores.

Mucho Más

Existen muchos más ejemplos del cine modernista, que igualmente son representativos del movimiento, dentro de este género también podemos encontrar a Federico Fellini, Ingmar Bergman, Chris Marker, Michelangelo Antonioni entre otros que merecen ser nombrados y ¿Por qué no? Verlos nuevamente plácidamente en el sofá de la casa a medida que la noche transcurre.




Por: Diosa Griega.

El teatro modernista hispanoamericano

 
“La palabra, en el teatro se le expone
Desarmada y reconciliada, juega el papel
De verdad enmascarada.”


El poeta y escritor Max Henriquez Ureña dijo  en su Breve historia del modernismo, que la contribución de la  literatura hispanoamericana al viejo continente había sido solo un retorno de los galeotes modernistas, es decir, poco había sido el impacto de las obras teatrales de escritores hispanoamericanos en Europa y sin embargo muchas de estas se habían representado ya desde 1888. La publicación de Azul de Rubén Darío, había marcado el inicio del modernismo en América, el romanticismo había seguido imperando en las composiciones y en el teatro,  José Zorrilla con el teatro peninsular en España había influenciado en escritores como Echegaray, Tamayo y Baus, repercusiones que llegarían hasta costas americanas con los dramas de José Martí, Enrique Larreta,  así como Amado Nervo, Manuel José Othon, Roberto J. Payró y Federico Gamboa.  El realismo y naturalismo de Zola y Dumas, el romanticismo lirico del Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand, el drama social de Ibsen, el teatro del absurdo de Alfred Jarry y los dramas de Strindberg. Asi como el simbolismo poético de Maeterlink invadían la escena y recorrían a velocidad incierta tierras americanas en los que era ávidamente leídos y representados. Muchos de ellos dictaron el canon dentro del la literatura hispanoamericana, como el caso de la dramaturgia romántica de Zorrilla que retoma el mexicano José Peón y Contreras con el Castigo de Dios y Maria la loca (1870-1874). Junto a este romanticismo tardío surgió el teatro de intereses social  con el escritor cubano, naturalista José de Armas y Cárdenas en sus Triunfadores  (1895).
En México Federico Gamboa y su hermano José Joaquín, escribieron  la obra de crítica social  la Venguanza de la Gleba (1905), la última campaña y entre hermanos (1899), estas últimas obras de Federico.  Sin embargo las exigencias históricas de la época, no sustentaron estas obras que quedaron relegas a meros dramas rurales, sin mayor transcendencia.  Esto puede llevarnos  a creer que  el teatro hispanoamericano solo contribuye a ser expresión de lo regional, trama que está impregnada de lenguaje lugareño, de modismos que no contribuyen a la literatura universal. No obstante aceptar lo anterior seria  darle un lugar equívoco a la literatura hispanoamericana. Recordemos que hubieron grandes genios del drama como el uruguayo Florencio Sánchez con obras como M´hijo el dotor y Barranca abajo, con influencias del teatro realista-naturalista francés, siempre bajo la óptica del criollaje y la dignidad, sobre la crisis del gaucho al tratar de convertirse en citadino, temáticas que problematizaban  la crítica de la sociedad rioplatense. Mientras las obras de Sánchez tenían gran aceptación entre el pueblo que se dedicaba en gran parte al obreraje, el modernismo, como había postulado Rubén Darío, había sido el tiempo en que el escritor hispanoamericano se sintió por primera vez influyente en el mundo cultural de su lengua, había experimentado un cambio en las artes y en las letras, cambio que en el teatro no repercutiría con la misma certeza y sin embargo, a partir de estas obras teatrales: sainetes, entremés, zarzuelas, comedia, tragedia.. etc. Se incorporo una nueva perspectiva: el teatro ya no es el arte del placer y del deleite, sino el testimonio de una sociedad que necesita mostrarse y ser representada.


                                                                                                       Escrito por: kurda Baéz

Poesía en el modernismo

Cuando de poesía del modernismo hablamos, de nuestro pensamiento evoca al nicaragüense Rubén Darío que con su libro titulado “Azul” considerada como la obra inaugural del modernismo hispanoamericano, como bien se sabe influido por la cultura francesa, por el parnasianismo y el simbolismo para ser exacto, en la que destacan la musicalidad de los versos y la variación de la métrica, el retorno hacia las métricas caídas en desuso, pero para hablar del modernismo quisiese mutar hacia otros poetas de esta corriente literaria no restando le importancia a Darío como punto de contacto entre la cultura francesa y la búsqueda de identidad de parte de los hispanoamericanos, sería interesante hablar por ejemplo del argentino Leopoldo Lugones, el colombiano José Asunción Silva, el ecuatoriano Medardo Ángel Silva, el cubano José Martí y por su puesto los mexicanos Manuel Gutiérrez Nájera y Enrique González Martínez.

   Leopoldo Lugones nacido en Villa de María del Río Seco, Córdoba, Argentina, 13 de junio de 1874, desde pequeño destaco como estudiante y su gusto por la lectura y la escritura en 1986 conoce a un grupo de intelectuales entre ellos están José Ingenieros, Roberto Payró Ernesto de la Cárcova y escribe para un periódico socialista, a los veintidós años escribe “La nación” promovido por su amigo Rubén Darío quien lo arrastrara hacia el modernismo. Entre su poesía publicada se encuentran las siguientes:

Los mundos (1893), Las montañas del oro (1897), Los crepúsculos del jardín (1905), Lunario
sentimental (1909), Odas seculares (1910), El libro fiel (1912), El libro de los paisajes (1917), Las
horas doradas (1922), Romancero (1924), Poemas solariegos (1927), La copa de jade (1935),
Romances del Río Seco (1938)

Se dice que lunario sentimental es la más representativa y que contiene más elementos modernistas, he aquí un fragmento de “la muerte de la luna” que está incluido en el poemario antes mencionado.

Se dice que lunario sentimental es la más representativa y que contiene más elementos

modernistas, he aquí un fragmento de “la muerte de la luna” que está incluido en el poemario antes mencionado.

…Un brillo de lóbrego frasco
Adquiere cada ola,
Y la noche cual enorme peñasco
Va quedándose inmensamente sola.
Forma el tic-tac de un reloj accesorio,
La tela de la vida, cual siniestro pespunte.
Flota en la noche de blancor mortuorio
Una benzoica insispidez de sanatorio,
Y cada transeúnte
Parece una silueta del Purgatorio.
Con emoción prosaica,
Suena lejos, en canto de lúgubre alarde,
Una voz de hombre desgraciado, en que arde
El calor negro del ron de Jamaica.
Y reina en el espíritu con subconsciencia arcaica,
El miedo de lo demasiado tarde…

    En Colombia la euforia modernista destaco en el escritor José Asunción Silva quien es conocido por su educación autodidacta, pero también por sus viajes a Europa, por lo tanto una clara influencia en su forma de escribir, en las cuales su principal característica es el gran contenido modernista, aunque su obra se perdió en un naufragio de uno de sus tantos viajes la poca obra recatada cuenta con la presencia de la estética modernista. Entre sus obras destacan libros de versos, Gotas amargas, nocturnos, pero debida a la pérdida de sus textos, se ha tomado por mayor factibilidad reunir su “obra completa”, este poeta colombiano debido a las vicisitudes de su vida marcados por el fracaso y las frustraciones termina suicidándose el 23 de mayo 1896 de un tiro al corazón aquí una muestra de su estilo modernista y errático.

LAS VOCES SILENCIOSAS

¡Oh voces silenciosas de los muertos!
Cuando la hora muda
y vestida de fúnebres crespones,
desfilar haga ante mis turbios ojos
sus fantasmas inciertos,
sus pálidas visiones...
¡Oh voces silenciosas de los muertos!
En la hora que aterra
no me llaméis hacia el pasado oscuro,
donde el camino de la vida cruza
los valles de la tierra.
¡Oh voces silenciosas de los muertos!
Llamadme hacia la altura
donde el camino de los astros corta
la gélida negrura;
hacia la playa donde el alma arriba,
llamadme entonces, voces silenciosas,
¡hacia arriba!... ¡hacia arriba!...

ENFERMEDADES DE LA NIÑEZ

A una boca vendida,
a una infame boca,
cuando sintió el impulso que en la vida
a locuras supremas nos provoca,
dio el primer beso, hambriento de ternura
en los labios sin fuerza, sin frescura.
No fue como Romeo
al besar a Julieta;
el cuerpo que estrechó cuando el deseo
ardiente aguijoneó su carne inquieta,
fue el cuerpo vil de vieja cortesana,
Juana incansable de la tropa humana.
Y el éxtasis divino
que soñó con delicia
lo dejó melancólico y mohíno
al terminar la lúbrica caricia.
Del amor no sintió la intensa magia
y consiguió... una buena blenorragia.

AL OÍDO DEL LECTOR

No fue pasión aquello,
fue una ternura vaga
lo que inspiran los niños enfermizos,
los tiempos idos y las noches pálidas.

El espíritu solo
al conmoverse canta:
cuando el amor lo agita poderoso
tiembla, medita, se recoge y calla.
Pasión hubiera sido
en verdad; estas páginas
en otro tiempo más feliz escritas
no tuvieran estrofas sino lágrimas.

Sin descartar hispanos que sumergieron en el modernismo literario, de los cuales son ideales para estudiar el modernismo y no caer en esa limitación o mitificación de Darío como la máxima expresión del modernismo.

Escrito por: Tapír

¿A qué nos debemos? (Poema “Mi novia fue una bicicleta náutica” de Armando Duvalier)

MI NOVIA FUE UNA BICICLETA NAUTICA

    Al periodista Francisco Cabrera Nieto

¡EY, FAMILIA!....

-Sí, se los voy a contar porque estoy un poco triste.

   Fue un invierno con ágatas canarios
cuando los Santos Reyes, alternativamente solo,
pues nunca había visto un trompo de colores.
era invierno, digo, y yo era un niño.
estaba yo cangrejo.

   Tronaban los cañones en Europa
bajo verdes palomas desvieladas,
grazanaba tamarindos un perro coronela
y las súbitas manadas panzer ensuciaban
la patria de la alondra y del zafiro:
Rusia.

ELLA. SE VA LA PRIMERA

   Hermosa era mi novia
quemando su petróleo de taberna;
yo adoraba sus ostiones sin ombligo,
sus gatos y sus muelas,
sus fósforos de vidrio
y me alegra que sepa: hasta sus piojos.

   La anunciaban las trompetas del estío
galopando a serpiente de almidón hepático;
tenía un jazmin con cerraduras en la frente,
onza y media de pólvora en los ojos
y dos bajeles midiendo su estatura.

   A las doce platicaba con sus títeres
y daba maniquiur a su escopeta;
pensaba en las arañas como suelen
cantar sin su machete y hacia arriba
el otoño quitándose el casquete.

   Los domingos ordeñaba su helicóptero
o bien su almeja mandolina en sánscrito:
“¡ay, amor, sin pianola y sin esquife!
¿Por qué sífula sin dientes,
por qué céfiro olvidado
y antier locomotora?

   Le gustaban los adones con cerveza,
los chalecos en salsa de alhelía
y verano sinfonola sin orejas,
suspirando al mirar que la joven Serenata
con Schubert salía de una pistola.

   Me extasiaban sus ánforas de cuando,
su motor fuera de borda bajo el pecho
y el gerundio cabizbajo de sus piernas;
mayor que girándula y durazno
me tiraba algunos chocolates
al darle cuerda a su caja de leopardos.

   Por eso, y nada mas por eso me estuve telescopio.

   Invariablemente a medio día
y aún estando con Guillermo Luzuriaga
o con Quintero Reyes,
del Café París, El Gato Negro, Do Brasil
o Fornos, le enviaba en carrusel y con mariachi
algunos sueños en aceite
o bien mí corazón al horno.

LA GUERRA. CONTINUAMOS.

   ¡Plam, plam, rataplám!... ¡Plam, plam, rataplám!...
Seguía la guerra.
Marchaba un ejército de imbéciles
a defender el comercio de gringos y de ingleses;
volaba el escuadrón 201
pero yo ñe sentía como ninguno.

   La Cruz Roja, los aviones y bomberos
bufaleaban jugando a los soldados;
corría el aceite quemado de mis lámparas
revuelto con los cerdos, prostitutas y mendigos
y el viento arrastraba por las calles papeles de excusado.

   Había apagones, ladraban las sirenas
y en vez de globos se inflaban estandartes;
oía soñar a mis ídolos de piedra,
y aunque todavía ningún idiota quemaba la primera atómica
yo astrolabio ciertamente como el martes.

   ¿Pero qué le importa el oro, el comercio,
los gringos, los ingleses a un gallo cosmonáutico?

   -¡No, eso no me lo pregunte porque afilo la corneta!

¡ADENTRO!...
  
¿Recuerdan Attolini, Sansón Flores y Rosemberg Mancilla,
que a la entrada de (en francés) “La Rata Muerta”,
estiraba sus lágrimas un viejo acordionista?
marciano camaleón:
ya es hora de que te duermas.

   Andaba dromedario por las noches
lloviendo marihuana.
¡Aylaralá!... ¡Sí, como siempre, de rompope!... ¡Ayularalá!...
tu romboide ya es del género epiceno.
¿Cuándo enterraron el isósceles de Lara?
¡Ay, Lara!... ¡Aylaralá!

   Al “moulin Rouge” llegaba un manco violinista
a tocar un vals con cohetes chinos:
era un artista y yo a caballo por las dudas
quedaba trementina
y quizàs la luna enredándose en los barcos.

   Estaba medio tráfico, desnudo,
mordido por veleros alejándose
y por trenes quemando clorofilas, y ya encendidos lloviznaban risas,
                                                                                           Cucarachas,
Basura, pápalo, bacines, zopilotes muertos
y algunos melancólicos orines.

   ¡Tres cientos mil para mañana!...
¡Aquí está su numerito jefe!... ¡Lárgate al carajo!...
solo quiero unas botas federicas
contigo las que calzan los cipreses.

   Algunas veces golpeando las puertas de la lluvia
y así, medio borracho,
buscaba en el rincón de las boticas
los pedazos del crepúsculo enterrado
en una lata de sardinas.

   -Se lo diré porque siempre a lo begonia
pero solo algunas veces
me duele el saxofón derecho.
¡Háblame, desnuda carabina!... Solo aquí, bajo carbones,
a lo retrete y a lo anillo sueña un coro con vírgenes de almíbar.

   Vivía en Tepito y siempre estábamos vihuela
lo mismo que los puentes, ebrios;
y algunas veces de la niebla cóncava
destapaban sus balandros Juan García Jiménez,
Rafael Cordero, Leopoldo de la Rosa
o Luis Octavio Madero.

“AQUELLA”… Y VA LA SEGUNDA.

   A veces caminaba ensimismado
pero ella me abrochaba la bragueta por teléfono;
era la calle cajeta de Celaya
y debajo aullaba en su cajita de música
el corazón de un niño muerto.

   ¿Quién no sabe que era un ángel
toreado con un lirio los pulpos militares?
¡Cámara Kodak, ponte alerta!
soñaba por telégrafo y cenaba clarinetes
suspirando con cristal de golodrinas,
pero  eso sí, jamás sonreía sin pantaleta.

   De vez en cuando se ponía camelia.

   Por la mañana le escurría el azúcar candi
o jugo de toronja hacia la orilla,
mas una madrugada me dejó bandera
y en rubio watercloset enterré a los niños
y di vuelta en carretela.

   Afilaba su cuchillo por las tardes
para castrar a rosados querubines
montados a ballena y que campanas,
al cerrar los párpados el día
yo despertaba a veces automóvil
mojado por los perros.

   ¡Ay, platillo volador! ¿Por qué naciste en Pénjamo?

DESPEDIDA.

   No sé que mano le quita
su ropaje de flautas al castaño,
pero de aquí hasta su merluza clavellina
está glucosa mi azuceno al aire
diciéndole ¡adiós! Medio marrano.

   Ahora no sé si la recuerdo.
¿Dónde estará?, pregunto a cada puerta.
¿Dónde estará?, pregunto a los gendarmes,
y por eso desde el jueves
me gusta su perfil de gasolina izquierda.

Decidme burros, con vuestra cándida trompeta:
¿Dónde estará?
¿Dónde estará de escarabajo y corcho?
¿Estará en alguna camiseta jorobada?
¡No, eso no, tal vez, porque la ausencia!

   ¡Ay desnudo corazón!... ¿Por qué no te pusieron calzoncillos?

   Aún siento el aparato digestivo de las rocas
y el aire de oro teñido en serafines;
¿pero dónde me quedé dormido?... ¡Decídmelo!...

Siguen corriendo los bancos, las violetas, los balcones,
los semáforos, las arpas, los catetos,
¡Pero en sábado!...

   ¿Quién le ha cortado sus raíces a la luna
y sus doce caballos de fuerza al clavicordio?
y aunque mi víscera ya no spikinglea,
solo a ti, querido niño, te diré un secreto:
mi novia fue una bicicleta.

   Con esuelas alcanzaban sus paraguas
Arcángeles flamígeros
¡Upale, niño!... ¿No quieres los primáticos?
¡Chiqui!... ¡Chiqui!... ¡Cloch!... ¡Ufff!...
¿Se aflojan los tornillos?
¿Te gusta la nieve de frambuesa? ¿No? ¡Entonces, de vainilla!
a mí dadme un sandwish de gargajos.

ULTIMO ADIOS.

   -Sí, no le niego que tiene sus arrugas
el salterio bajo líquenes dorados
cuando el reloj se me llenó de olvido,
tan jamás me pregunte por su nombre
porque orégano.

   ¿Ve esta carta con nenúfares callados
a la orilla anocheciendo de mis válvulas?
todavía tienen agua las esponjas
y se abren las compuertas,
pero no me pregunte cuando fui zapato
porque no voy a sollozar por cualquier motocicleta.

   -Ahora, si usted gusta, platiquemos del oráculo.

DUVALIER, Armando, “Mi novia fue una bicicleta náutica” en Poemas Alquimistas, Rodrigo Nuñez Editores, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1986, pp. 9-1



De la existencia. (Aforismos de un modesto anónimo)

*Mi madre se ha enfermado; el doctor le pregunta  <<que si sufre la presión alta o baja>> mi madre responde: <<sufro la presión de vivir>>.

*Si todos somos sólidos (que no existe nada de ello), el único estado que deberíamos seguir es el de sublimación: pasar de sólido a gaseoso, o sea: desaparecer.

*Aún cuando la vida sea efímera, tenemos todo el tiempo de destruirnos.

*Soy un fantasma que persigue a un hombre.

*El movimiento del fin comienza cuando tus pies agrietados han llorado la primera gota de sangre, de esa sangre que se irá dispersando sobre tu sendero sombrío.

*El hombre por naturaleza es arrojado y al decirlo en el “tono natural” es lo que llamamos: nacer.

*La melancolía es la enfermedad del ahora, del mañana y desde siempre.

*En 1889 Van Gogh fue encerrado en un manicomio a petición de ochenta y un pobladores de Arlés (Francia), porque creían que con su esquizofrenia era una persona peligrosa.

Que difícil para Van Gogh tener que estar encerrado en el manicomio (estando consciente de ello) y en las paredes de su loca enfermedad, de la que “ya” sólo muerto podía salir.


Escrito por: un modesto anónimo
Imagen: Hombre pobre, Remedios Varo




De la escritura (Aforismos de un modesto anónimo)


*Quisiera escribir desde mi imaginación. Mi imaginación: mi melancolía, esa confidente que permanece en las noches sin estrellas  con mi cuerpo vacío apuntando hacia el no-ser.

*Hace algún tiempo había sentido una gran pasión por escribir una novela de mi vida; ¡que pensamiento tan estúpido! Una novela contiene palabras en demasía. Los aforismos son más encantadores y están más apegados a mi vida desde hace tiempo.

*Faltan tantas palabras por escribirse y mi estilo desordenado no alcanzara para ello.

Me parece que todo esta perdido para mí. En este hombre la palabra estabilidad no existe, no hay nada estable en mí, ni siquiera mi propia escritura.

*Me piden que escriba ensayos de cinco cuartillas (o más), me parece un insulto decirme semejante cosa, no porque pueda realizar mucho más, sino porque “no puedo”. Cuando intento hacer un ensayo de semejante distancia me sobrecoge el horror de caer en la redundancia, en la verborrea, en el tiovivo de mis pensamientos; en demostrar lo inútil que son las malditas palabras.

*Todo lo que escribo es en síntesis una autodestrucción.

Escrito por: Modesto anónimo
Imagen: El agente doble, Remedios Varo

miércoles, 14 de marzo de 2012

El bolero

El modernismo en Hispanoamérica logró mucho entre la literatura, música, escultura y pintura. Es el movimiento nacido a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En la música el modernismo aportó elementos distintos, una gran diferencia entre los otros movimientos, en el que resaltaron músicos como el argentino Alberto Ginastera, el brasileño Heitor Villalobos, los guatemaltecos Jorge Álvaro Sarmientos y Joaquin Orellana, entre otros autores. La manera en que el modernismo tocó la música fue en los boleros.
Música popular, que se basa en crear versos cantables:


 La Canción" es, según los diccionarios, una "composición en verso, que se canta, o está hecha a propósito para que se pueda poner en música" (DRAE, 1984).
 
El discurso del bolero desde la perspectiva de la cultura popular, considerada como un fenómeno social de magnitud sociológica e importancia artística simultáneamente. Es más apegada a la sociedad y aceptada por la mayoría sin necesidad de recurrir a la poesía meramente, sino de repetir lo que se canta. El bolero fue el impulsador de la música popular, la cual aún se tiene muy presente. Ha sido también capaz de cantar versos de Amado Nervo gracias a la intervención de Ignacio Fernández Esperón (Tata Nacho) junto a Mario Talavera. La magnitud de dicha música ha llegado a ser una de las más conocidas con Autores capaces de la sensibilidad que en el modernismo era caracterizado.

Escrito por: Clementine

La música y el modernismo

La música y las fiestas.

Entre las fiestas y la música hay una inmemorial amistad. Los antiguos poetas anglosajones daban a las arpas el nombre de “madera del júbilo” o de “madera de las fiestas”. El lenguaje común basta para las ocasiones comunes, pero cuando se trata de algo esencial; cuando alguien tiene que decir que está enamorado o cuando quiere declarar su gratitud y su maravilla por la milagrosa circunstancia de que Dios haya resuelto alguna vez nacer como un hombre y morir en la cruz como un culpable, entonces debe recurrir a la música o a esa otra música menor, que es el verso.
*Borges Jorge Luis, en Nota, Revista Bimestral, Música y Comentarios de Arte, Buenos Aires, Año ll, Nº 13, noviembre-diciembre de 1959.


Introducción y panorama histórico.

Para Baudelaire, la esencia espiritual del arte está en la musicalidad. Los modernistas heredarán una basta cultura de los simbolistas, la correlación entre las distintas artes música-poesía, música-pintura.
Cada pensamiento, cada sentimiento, en el dominio plástico, musical o poético, tiene su melodía propia, según las particularidades de la individualidad que capte la tensura de sus vibraciones y establezca sus correspondencias.
La naturaleza musical de la poesía se acentúa en las manifestaciones románticas. La poesía como la creación rítmica de la belleza. Tendremos en Édgar Alan Poe buena simbiosis entre poesía y música, en Ulalume el sujeto se esfuma en musicalidades.Y será musicalidad como la frase de Salmos 16: 5,6… Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado… Es decir, Poe y todo buen poeta sabe cómo afinar la lira olvidada por Orfeo en los recuerdos de sus lectores. Revive en toda naturaleza humana esos elementos imprecisables. La musicalidad en la poesía se logra con la búsqueda del poeta por las equivalencias de forma y fondo. Así se obtiene la melodía: combinación del ritmo y la armonía.

Música… ¿moderna?

Compositores más jóvenes, como José Rolón (1876-1945) y Manuel M. Ponce (1882-1948), continuaron con un estilo más bien romántico, pero poco a poco transitaron —también por influencia europea— hacia un lenguaje modernista que exploraba por primera vez las combinaciones politonales y neomodales, aunque con un sentido tradicional del empleo de los instrumentos. A Ponce se debe, en particular, parte del repertorio mexicano más representativo de la época, para piano y para guitarra, instrumento al que contribuyó en su desarrollo moderno gracias a una directa colaboración con el concertista español Andrés Segovia. El primer compositor mexicano que emprendió investigaciones dirigidas a la organización tonal y la división de la escala en intervalos más pequeños que el semitono, fue Julián Carrillo (1875-1965), que escribió numerosos tratados musicales y publicó su teoría con el nombre de Sonido 13. Para él, los sonidos se pueden dividir en mitades de semitono (cuartos), mitades de mitades de semitono (octavos), etc., pero también en cualquier otra fracción racional (sextos, novenos, treceavos, etc.), y por ello creó también sus propios instrumentos musicales (pianos y arpas, especialmente) y compuso un amplio repertorio. Asimismo, compuso obras microtonales para coro y cuatro óperas. Augusto Novaro fue un compositor y teórico que igualmente indagó en las posibilidades del microtonalismo, aunque su labor es mucho menos difundida, estudiada y reconocida. Al mismo tiempo, en un ambiente cultural que buscaba encontrar y exaltar las raíces nacionales mexicanas, posterior al triunfo de la revolución mexicana, nació una corriente de compositores nacionalistas que crearon con base en temas musicales folclóricos y populares. Algunos de ellos combinaron estos temas con técnicas modernas, como polirritmia, modalismo y atonalismo. Los compositores más sobresalientes de este periodo son Candelario Huízar (1883-1970) —que produjo obras de marcado estilo mexicano, pero sin recurrir a la cita textual de temas populares—, Carlos Chávez (1899-1978) —cabeza visible del movimiento nacionalista y creador de la Orquesta Sinfónica de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes— y Silvestre Revueltas (1899-1940) —considerado frecuentemente como el compositor más representativo y con más talento de su generación. También destaca el llamado «Grupo de los cuatro», formado por Blas Galindo (1910-93), quien utilizó temas tradicionales como los sones de mariachi y que dejó también un amplio catálogo de música politonal y atonal; José Pablo Moncayo (1912-58) quien utilizó sones tradicionales veracruzanos para crear una de las obras sinfónicas mexicanas más conocidas, Huapango (1940); Salvador Contreras (1910-82), autor de música sinfónica y de cámara, tonal y después atonal, en un estilo más personal y desarrollado. Paulino Paredes (1913-1957) es conocido por su poema sinfónico Cañón Huasteca (1956), un ejemplo de tardío impresionismo descriptivo. Otros compositores de ésta época son Eduardo Hernández Moncada (1899-1995), Luis Sandi (1905-96) y Miguel Bernal Jiménez (1910-56).

Escrito por: Pipila