Algo sobre Darío…
Yo soñé que era un hondero
mallorquín
Con las piedras en la costa
recogí,
cazaba águilas al vuelo,
lobos, y
en la guerra iba a la guerra
contra mil.
Hondas. Rubén Darío
Arqueles Vela definía al modernismo no como nueva corriente literaria sino más bien como una suerte de reforma estética cuya filosofía se basaba en la recuperación de las formas parnasianas y simbolistas surgidas en Europa a finales del siglo XIX, y como tales la renovación del lenguaje cuyo estilo se basaba en la incorporación de palabras contextualmente fuera de los términos de la poética modernistas, pero que daban a la fonética del verso el un ánimo en esta amalgama de valores artísticos, literarios y religiosos muy apegados a la tendencia romántica.
Uno de estos valores literarios es sin lugar a dudas el nacido en Metapa, Nicaragua en 1867, y cuya obra poética, por sus distintas y múltiples dualidades trascendió a niveles interestelares, me refiero al poeta Félix Rubén García Sarmiento, mejor conocido como Rubén Dario, quien fuera el iniciador del Modernismo hispanoamericano y universal. Me atreví a hacer mención de la cuestión de las dualidades ya que si bien está creando nuevas tendencias estilísticas en su poética, no podemos dejar de un lado que aún existía ese debate entre las nuevas tendencias poéticas aterrizadas en su contexto inmediato y la recuperación de las antiguas formas románticas en función de la búsqueda del poeta.
La vida de Darío fue en sus primeros años una tormenta doméstica, el matrimonio de sus padres Manuel García y Rosa Sarmiento, realizado como en muchas familias por conveniencias económicas, era prospero sí, económicamente, desafortunada o quizá para el desarrollo del poeta, afortunadamente, el matrimonio de ellos no era el que de niño Darío hubiese deseado, ambos se profesaban infidelidad al por mayor por lo que el pequeño Rubén tuvo que refugiarse en un convento Jesuita, quizá fue de ahí que tomó elementos para crear varios de sus textos, entre ellos Los motivos del Lobo
En 1888, aparece el libro, quizá más conocido de Rubén, Azul, el libro fue innovador, comentado en todo el mundo, un joven latino estaba reformando la poesía, el genio de Nicaragua lo llamaban por aquellos años.
En el año 2000, la editorial Lumen publicó la antología Rubén Darío y una sed de ilusiones infinitas, no podría otorgársele mejor título, en efecto y gracias a las dualidades ya mencionadas Darío siempre estuvo en una búsqueda de las ilusiones, podríamos decir entonces que la poesía de Darío es hasta cierto punto utópica, la poesía de Darío retomaba detalles de la mitologíaa Griega, ejemplo claro es el poema Coloquio de Centauros.
Darío falleció en la ciudad que lo miró crecer, en León en 1916, y no se podría definir el estilo poético de Rubén más que con las palabras de Alberto Acereda: El inicio de la modernidad literaria hispánica, que en el caso de Darío se traduce en un apasionante mundo poético formal y conceptual.
Darío era pasional, sí, pero al mismo tiempo aplicaba la razón en sus textos, esa dialéctica fue lo que al fin de cuentas creó ese estilo “Moderno”, fue esa la modernidad de Darío la confabulación de dos vertientes totalmente distintas empleadas en un tono poético que se plantaba en los escritos de Rubén.
Uno de estos valores literarios es sin lugar a dudas el nacido en Metapa, Nicaragua en 1867, y cuya obra poética, por sus distintas y múltiples dualidades trascendió a niveles interestelares, me refiero al poeta Félix Rubén García Sarmiento, mejor conocido como Rubén Dario, quien fuera el iniciador del Modernismo hispanoamericano y universal. Me atreví a hacer mención de la cuestión de las dualidades ya que si bien está creando nuevas tendencias estilísticas en su poética, no podemos dejar de un lado que aún existía ese debate entre las nuevas tendencias poéticas aterrizadas en su contexto inmediato y la recuperación de las antiguas formas románticas en función de la búsqueda del poeta.
La vida de Darío fue en sus primeros años una tormenta doméstica, el matrimonio de sus padres Manuel García y Rosa Sarmiento, realizado como en muchas familias por conveniencias económicas, era prospero sí, económicamente, desafortunada o quizá para el desarrollo del poeta, afortunadamente, el matrimonio de ellos no era el que de niño Darío hubiese deseado, ambos se profesaban infidelidad al por mayor por lo que el pequeño Rubén tuvo que refugiarse en un convento Jesuita, quizá fue de ahí que tomó elementos para crear varios de sus textos, entre ellos Los motivos del Lobo
En 1888, aparece el libro, quizá más conocido de Rubén, Azul, el libro fue innovador, comentado en todo el mundo, un joven latino estaba reformando la poesía, el genio de Nicaragua lo llamaban por aquellos años.
En el año 2000, la editorial Lumen publicó la antología Rubén Darío y una sed de ilusiones infinitas, no podría otorgársele mejor título, en efecto y gracias a las dualidades ya mencionadas Darío siempre estuvo en una búsqueda de las ilusiones, podríamos decir entonces que la poesía de Darío es hasta cierto punto utópica, la poesía de Darío retomaba detalles de la mitologíaa Griega, ejemplo claro es el poema Coloquio de Centauros.
Darío falleció en la ciudad que lo miró crecer, en León en 1916, y no se podría definir el estilo poético de Rubén más que con las palabras de Alberto Acereda: El inicio de la modernidad literaria hispánica, que en el caso de Darío se traduce en un apasionante mundo poético formal y conceptual.
Darío era pasional, sí, pero al mismo tiempo aplicaba la razón en sus textos, esa dialéctica fue lo que al fin de cuentas creó ese estilo “Moderno”, fue esa la modernidad de Darío la confabulación de dos vertientes totalmente distintas empleadas en un tono poético que se plantaba en los escritos de Rubén.
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