Kurda Baéz
Aquella
afirmación de Rubén Darío, de que la finalidad del arte no es solo producir
efectos estéticos, tiene su equivalencia entre los modernistas
hispanoamericanos, José Martí, Asunción Silva, Manuel Mirón, Salvador Rueda, Julian
del Casal, Gutiérrez Nájera, entre otros poetas tienen en común el haber anulado
o querido anular, la distancia que la sociedad obliga a establecer entre la
poesía y la vida. Y es precisamente esta distancia social y cultural lo que
lleva al escritor a formular nuevas tendencias en el arte, a replantear la relación entre obra de arte y sociedad. El
modernismo hispanoamericano si bien tuvo auge en las últimas décadas del siglo
XIX y principios del XX en Hispanoamérica, se caracterizo por una profunda
renovación estética de las artes. Esta renovación responde a una crisis de las
letras y del espíritu universal, que buscaba deseurocentrizar lo movimientos artísticos,
recordemos que el modernismo hispanoamericano pregonado principalmente por Rubén
Darío, es el primer movimiento literario que tiene resonancia en Europa. La
madures literaria de los escritores, el estilo particular que ponen a la
creación de cada poema, cuento o ensayo, la renovación del lenguaje y la
métrica, el contradiscurso hacia la burguesía,
el regreso a los clásicos; obliga a tomar lo mejor de cada movimiento
que le precedió, romanticismo, parnasianismo, simbolismo, son retomados y
rechazado en la doble ambivalencia, de crear algo nuevo, más joven, moderno y
libre.
Se apela ya desde Martí y Darío hacia una democratización de las
artes. Postulado que es retomado del Art Nouveau que proponía democratizar la
belleza y socializar el arte, de modo que fuera accesible a toda la población y
que todos, hasta los objetos cotidianos tuvieran un valor estético, sin llegar
a industrializarlos, ya que deberían conservar sus rasgos primigenios,
artesanales. Se apuesta además por la experimentación, con el fin de ampliar el
horizonte de la expresión hispánica y enriquecer el lenguaje literario. El
nuevo arte debe ser integral, no debe limitarse
a un genero ni a una clase social, ni mucho menos a una sola tendencia
filosófica o científica, el modernismo, es a la vez humanista y homo erótico, la
expresión del amor ideal, la confesión de sus sentimiento mas íntimos, el
nacionalismo que pasa después a ser cosmopolita, y la ansia de liberación de
esas restricciones culturales, políticas y religiosas, son parte del desapego a
una sola doctrina, esa es la liberación no dice José Martí. Si hay un punto de
confluencia entre arte nuevo y modernismo, es la inspiración en la naturaleza,
la estilización de los motivos y las temáticas, regularmente de corte
psicológico y naturalista, la libertad sexual en el arte y el erotismo, la
confluencia con otras culturas para crear conceptos nuevos, la experimentación
entre los diversos géneros literarios. Y la formación de un espíritu crítico
integral, en el que todos los hombres y mujeres sean participes, no solamente
desde su condición social e intelectual, sino también desde su acontecer
diario, y su renovación cultural.
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