sábado, 12 de mayo de 2012

El modernismo reflejo del romanticismo



Tenforo Reténforo


¿Quién no es romántico?, se cuestionaba el nacido en Nicaragua Rubén Darío, para muchos el Modernismo hispanoamericano no es más, según Octavio Paz, que el verdadero romanticismo latino, en función por supuesto de la elegancia del lenguaje y la verosimilitud del verso, sin embargo esto nos da pie a pensar que no estamos entonces hablando de un solo modernismo, José Miguel de Oviedo menciona que: No hay un “modernismo”, hay una pluralidad de “modernismo”, de amplias vías abiertas dentro de un cauce común, y lo más importante de ello es que esta pluralidad no sólo se da de autor a autor y de región en región sino también dentro de un mismo individuo.

          La búsqueda del modernismo fue siempre una búsqueda de libertad, en base a la exaltación de la belleza del lenguaje y las vertientes estéticas del arte, cosa similar sucedió con los románticos, libres por naturaleza siempre estaban en la búsqueda de lo bello en base a la exaltación de las pasiones, sin embargo los modernistas también buscaban los ideales del acto creador, es decir desde ese momento ya había un serio y pleno compromiso con la palabra.

 Ahora bien, si bien los modernistas decían que estaban en contra de los juicios románticos, lo verdad es que ellos luchaban no contra los preceptos románticos sino más bien, como dice Oviedo, iban en contra de los modelos ya fatigados del posromanticismo, el academicismo y la expresión literaria conformista y opaca.

          Los modernistas intentaron una revolución no sólo estilística en el lenguaje literario  o en la expresión artística, sino también una revolución de ideas, cabe recordar que por aquellas épocas en México, principalmente estaba viviendo una la época del Positivismo, en donde el cientificismo, el racionalismo era lo absoluto en base a la cuestión de lo utilitario, los primeros combatientes de ello fueron los modernistas, aunque el Ateneo de la juventud, también realizó ciertas acciones en contra de ello, no obstante ¿acaso no estaban en la búsqueda de la modernidad los mismos ateneístas?

          Anteriormente mencioné al poeta, quizá más importante dentro de las historia o las historias del modernismo y me refiero a Rubén Darío, quien alcanzó a convertir toda el pensamiento modernista en un verdadero estilo, pero según Oviedo el modernismo hispanoamericano era una búsqueda de lo absoluto en confabulación de lo parnasiano y lo simbólico y quizá esto de deba a la situación de que en América se estaba gestando, por vez primera la posibilidad de vivir un estado de gracia poética y de salvación por la vía estética.

Por supuesto esto tenía un elemento recurrente y vital, “el acto creador en base a la ejecución de las formas”. Darío nuevamente sería el que perfeccionara dichas ejecuciones, pero nuevamente volvemos a la cuestión romántica, los actores románticos fueron también creadores perfeccionistas de la forma, si bien en algún momento se puede tomar como un ejercicio revoltoso y rebelde, también había una minuciosa paciencia para crear. Los artistas plásticos sobre todo cuidaban cada detalle, otra vez lo parnasiano se hace presente  en modernistas latinos pero sobre todo mexicanos.

El artista modernista hacía gala de ciertas características que en su momento también fue propia de los románticos, tenemos la cuestión del cosmopolitismo, que no es más que una loa a los símbolos refinados y prestigiosos, también el sentimiento nacionalista o como lo cataloga Oviedo el americanismo, también el exotismo que es la recuperación de ámbitos y estructuras (en este caso literarias) europeas, el elitismo, soberbia de los burgueses a partir de creerse únicos (¿exaltación del yo?), entre otras características de importancia y paralelas al sentimiento romántico.

Entonces y a partir de lo expuesto anteriormente podemos decir que nuestro Modernismo, del cual muchos están orgullosos no es más que una suerte de reflejo del antiguo y viejo, pero vivo, romanticismo, (esto es la historia de las vanguardias y de los movimientos, siempre intentando luchar en contra del predecesor, pero retomando lo más importante de ellos, la situación efímera y por supuesto los postulados en función del bienestar del colectivo)  porque quizá ese romanticismo sea el único movimiento literario que no ha muerto. 

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