Tenforo
Reténforo
¿Quién
no es romántico?, se cuestionaba el nacido en Nicaragua Rubén Darío, para
muchos el Modernismo hispanoamericano no es más, según Octavio Paz, que el
verdadero romanticismo latino, en función por supuesto de la elegancia del
lenguaje y la verosimilitud del verso, sin embargo esto nos da pie a pensar que
no estamos entonces hablando de un solo modernismo, José Miguel de Oviedo
menciona que: No hay un “modernismo”, hay
una pluralidad de “modernismo”, de amplias vías abiertas dentro de un cauce
común, y lo más importante de ello es
que esta pluralidad no sólo se da de autor a autor y de región en región sino
también dentro de un mismo individuo.
La búsqueda del modernismo fue siempre
una búsqueda de libertad, en base a la exaltación de la belleza del lenguaje y
las vertientes estéticas del arte, cosa similar sucedió con los románticos,
libres por naturaleza siempre estaban en la búsqueda de lo bello en base a la
exaltación de las pasiones, sin embargo los modernistas también buscaban los
ideales del acto creador, es decir desde ese momento ya había un serio y pleno
compromiso con la palabra.
Ahora bien, si bien los modernistas decían que
estaban en contra de los juicios románticos, lo verdad es que ellos luchaban no
contra los preceptos románticos sino más bien, como dice Oviedo, iban en contra de los modelos ya fatigados
del posromanticismo, el academicismo y la expresión literaria conformista y
opaca.
Los modernistas intentaron una
revolución no sólo estilística en el lenguaje literario o en la expresión artística, sino también una
revolución de ideas, cabe recordar que por aquellas épocas en México,
principalmente estaba viviendo una la época del Positivismo, en donde el
cientificismo, el racionalismo era lo absoluto en base a la cuestión de lo
utilitario, los primeros combatientes de ello fueron los modernistas, aunque el
Ateneo de la juventud, también realizó ciertas acciones en contra de ello, no
obstante ¿acaso no estaban en la búsqueda de la modernidad los mismos
ateneístas?
Anteriormente mencioné al poeta, quizá
más importante dentro de las historia o las historias del modernismo y me
refiero a Rubén Darío, quien alcanzó a convertir toda el pensamiento modernista
en un verdadero estilo, pero según
Oviedo el modernismo hispanoamericano era una búsqueda de lo absoluto en
confabulación de lo parnasiano y lo simbólico y quizá esto de deba a la
situación de que en América se estaba gestando, por vez primera la posibilidad de vivir un estado de gracia poética y
de salvación por la vía estética.
Por
supuesto esto tenía un elemento recurrente y vital, “el acto creador en base a
la ejecución de las formas”. Darío nuevamente sería el que perfeccionara dichas
ejecuciones, pero nuevamente volvemos a la cuestión romántica, los actores
románticos fueron también creadores perfeccionistas de la forma, si bien en
algún momento se puede tomar como un ejercicio revoltoso y rebelde, también
había una minuciosa paciencia para crear. Los artistas plásticos sobre todo
cuidaban cada detalle, otra vez lo parnasiano se hace presente en modernistas latinos pero sobre todo
mexicanos.
El
artista modernista hacía gala de ciertas características que en su momento
también fue propia de los románticos, tenemos la cuestión del cosmopolitismo, que no es más que una
loa a los símbolos refinados y prestigiosos, también el sentimiento
nacionalista o como lo cataloga Oviedo el americanismo,
también el exotismo que es la recuperación de ámbitos y estructuras (en este
caso literarias) europeas, el elitismo,
soberbia de los burgueses a partir de creerse únicos (¿exaltación del yo?),
entre otras características de importancia y paralelas al sentimiento
romántico.
Entonces
y a partir de lo expuesto anteriormente podemos decir que nuestro Modernismo,
del cual muchos están orgullosos no es más que una suerte de reflejo del
antiguo y viejo, pero vivo, romanticismo, (esto es la historia de las
vanguardias y de los movimientos, siempre intentando luchar en contra del
predecesor, pero retomando lo más importante de ellos, la situación efímera y
por supuesto los postulados en función del bienestar del colectivo) porque quizá ese romanticismo sea el único
movimiento literario que no ha muerto.
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