miércoles, 16 de mayo de 2012

La novela modernista


La novela modernista surge cuando la madre España, una vez roto el vínculo primitivo, olvida cuidar la simiente moral que surgía e hijos tuvieron que buscar en otras partes lo que habían perdido, esa identidad que los hacía sentir solos y necesitaban afrentar, negar y renovar. Se refugiaban en todos, destacando lo más importante para ellos y desechando aquello que no producía algo en sí, o como lo diría Rubén Darío “…y tuvimos que ser entonces poliglotas y cosmopolitas y nos comenzó a venir un rayo de luz de todos los pueblos del mundo…”. Sin embargo quien más predominó en la formación de los modernistas en quiénes se inclinaron más fue con los antiguos franceses. Al obtener esta mezcla de todo realizarían algo nuevo, un nuevo arte.

          Los modernistas aportan en la literatura de ficción a los personajes protagónicos categorías que no se les habían otorgado antes, tal como pintores, poetas, músicos, escultores, estetas. También tienden a enlazarse con los hijos rebeldes, insatisfechos, neurópatas… y que está en esta constante evasión de lo temporal y lo geográfico, además de entonar a aquellos que padecen delirio por el arte en una atmósfera intelectualizada. Se observan en esta literatura la herencia romántica, los escritores se han entregado al culto sagrado de los artistas y a la protesta por la incomprensión de éste en una sociedad vulgar.



Florencio Ariza

EL MODERNISMO MEXICANO A TRAVÉS DE SUS POLÉMICAS



Revista azul
Positivismo y decadentismo

Por: Kurda Baéz

La revista azul fue una de las revistas más destacadas del siglo XIX en América. Portadora de la voz del movimiento modernista, dio a conocer las primeras gestaciones del movimiento literario. Fundada por Manuel Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufoo el 6 de mayo de 1894, fue la primera publicación periódica del modernismo en México.  La revista se convirtió en receptáculo de los discursos y contradiscursos generados entre liberales y conservadores, sosteniendo así, una posición ambigua frente a la política y a la cultura del porfirismo. Dentro del eclecticismo característico del modernismo hispanoamericano podemos distinguir dos etapas, el positivismo y el decadentismo, dictados por la influencia estética europea. Ya en la década de 1870, Hispanoamérica intentaba entrar a la modernidad por medio de la industrialización. El positivismo de origen Francés encuentra confluencia en México con la introducción de este por Gabino Barreda, quien aplico sus postulados a la economía y a las ciencias para desarrollo del país. Pensadores modernistas como José Martí, Manuel Gutiérrez Nájera, entre otros, renovaron el panorama literario por medio de la prosa: cuento, ensayo, crónica y poesía; en su mayoría influenciado por escritores franceses asociados al modernismo. No obstante esta selección, presentación e interpretación de la literatura occidental, evidencia la manera en que el decadentismo y el positivismo se integraron a México para responder a las necesidades de orden y progreso.

               En torno a estas perspectivas la revista publico posturas contrarias y algunas veces subversivas respecto al panorama nacional. Escritos de Justo Sierra, Nájera, Nervo, Tablada, Victoriano Salado (…); significaron una ruptura con los antiguos ideales conservadores del porfirismo. La primera polémica es suscitada por Gutiérrez Nájera con El arte y el materialismo, en el cual defendió el amor y el espíritu del artista frente al escepticismo y el materialismo, enalteciendo los principios modernos  de incertidumbre religiosa,  el erotismo, el ideal de la nueva mujer y el hombre decadente, para evitar que la objetividad, cientificista y materialista, esclavizara la imagen, el sentimentalismo y el ideal de belleza como búsqueda suprema sobre la realidad.  En el ámbito del arte. El decadentismo constituyó una reflexión sobre el progreso y los cambios acarreados por la modernización tecnológica y científica, la disolución entre realidad exterior e interior, reflejado en el imaginario narcisista decadente. Inauguro una visión subjetivista y a moral en relación al ámbito social, de aquí que el decadentismo haya sido objeto de una implacable censura por parte de ciertos núcleos burgueses conservadores y utilitaristas que establecieron una relación univoca entre el progreso positivista y el arte.

               Las colaboraciones de Gutiérrez Nájera en la revista azul y las publicaciones de Díaz Dufoo (ambos fundadores de la misma) ejemplifican la recepción que tuvo el decadentismo y el positivismo europeo, Dufoo opinó como Oscar Wilde que el arte es completamente inútil y estas prácticas antiutilitaristas se oponen al positivismo oficial. También afirmó que el concepto de literatura nacional, está relacionado con la incertidumbre ontológica que caracteriza al arte decadente europeo y del que México era participe si creía en su modernidad. El arte moderno es ante todo, testimonio de la crisis espiritual que el positivismo había traído consigo. El modernismo proponía el intercambio cultural, pese a su eclecticismo, fungió como una base intelectual para la misión modernizadora, que optaba por un conocimiento integral, en que todas las artes y las ciencias podían confluir sin que se relegara unas a otras, sin hacer distinciones, sociales, políticas y religiosas. Se pretendía humanizar la práctica materialista y la industrialización por medio de la libre expresión. Así la estética decadentista constituyó un doble antifaz que permitía a los modernistas ser enjuiciadores y a la vez rectificadores del progreso nacional, producto de los excesos y las teorías positivistas que sostenían la ideología del porfiriato. 


Democratización de la belleza



Kurda Baéz

Aquella afirmación de Rubén Darío, de que la finalidad del arte no es solo producir efectos estéticos, tiene su equivalencia entre los modernistas hispanoamericanos, José Martí, Asunción Silva, Manuel Mirón, Salvador Rueda, Julian del Casal, Gutiérrez Nájera, entre otros poetas tienen en común el haber anulado o querido anular, la distancia que la sociedad obliga a establecer entre la poesía y la vida. Y es precisamente esta distancia social y cultural lo que lleva al escritor a formular nuevas tendencias en el arte, a replantear  la relación entre obra de arte y sociedad. El modernismo hispanoamericano si bien tuvo auge en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX en Hispanoamérica, se caracterizo por una profunda renovación estética de las artes. Esta renovación responde a una crisis de las letras y del espíritu universal, que buscaba deseurocentrizar lo movimientos artísticos, recordemos que el modernismo hispanoamericano pregonado principalmente por Rubén Darío, es el primer movimiento literario que tiene resonancia en Europa. La madures literaria de los escritores, el estilo particular que ponen a la creación de cada poema, cuento o ensayo, la renovación del lenguaje y la métrica, el contradiscurso hacia la burguesía,  el regreso a los clásicos; obliga a tomar lo mejor de cada movimiento que le precedió, romanticismo, parnasianismo, simbolismo, son retomados y rechazado en la doble ambivalencia, de crear algo nuevo, más joven, moderno y libre.

Se apela ya desde Martí y Darío hacia una democratización de las artes. Postulado que es retomado del Art Nouveau que proponía democratizar la belleza y socializar el arte, de modo que fuera accesible a toda la población y que todos, hasta los objetos cotidianos tuvieran un valor estético, sin llegar a industrializarlos, ya que deberían conservar sus rasgos primigenios, artesanales. Se apuesta además por la experimentación, con el fin de ampliar el horizonte de la expresión hispánica y enriquecer el lenguaje literario. El nuevo arte debe ser integral, no debe limitarse  a un genero ni a una clase social, ni mucho menos a una sola tendencia filosófica o científica, el modernismo, es a la vez humanista y homo erótico, la expresión del amor ideal, la confesión de sus sentimiento mas íntimos, el nacionalismo que pasa después a ser cosmopolita, y la ansia de liberación de esas restricciones culturales, políticas y religiosas, son parte del desapego a una sola doctrina, esa es la liberación no dice José Martí. Si hay un punto de confluencia entre arte nuevo y modernismo, es la inspiración en la naturaleza, la estilización de los motivos y las temáticas, regularmente de corte psicológico y naturalista, la libertad sexual en el arte y el erotismo, la confluencia con otras culturas para crear conceptos nuevos, la experimentación entre los diversos géneros literarios. Y la formación de un espíritu crítico integral, en el que todos los hombres y mujeres sean participes, no solamente desde su condición social e intelectual, sino también desde su acontecer diario, y su renovación cultural.         


martes, 15 de mayo de 2012

PROYECCIÓN UNIVERSAL DE LA LITERATURA: EL MODERNISMO


Los vientos renovadores del modernismo en el último cuarto del s. XIX significaron el primer logro colectivo de categoría universal alcanzado por las letras hispanoamericanas. Por añadidura, removieron completamente toda la literatura hispánica. Sobre todo por el flujo ambivalente de Rubén Darío (1867-1916), cuyas misiones diplomáticas y su existencia bohemia le llevaron a deambular por diversos países de América y de Europa, siendo fecundos en particular sus contactos con España. Figura central del movimiento, fue también quien mejor definió sus objetivos: desatar a la poesía de unas formas tradicionales que se había vuelto anquilosadas y encaminarse a la búsqueda de la belleza, tallada en lo sensorial, la luz, el color. Se estaba a un paso de concebir el arte puro, el arte por el arte.
Las experiencias técnicas con que se trato de encontrar lo puro, lo estético, lo nuevo, incluyeron desde el cosmopolitismo y el culto por lo exótico (el modernista quiso ceñirse a un arte atemporal, universal, evitando todo lo local, regional, coetáneo) al escapismo y al misticismo. Hubo una doble corriente de influencias: francesas (parnasianismo, de quienes recogió el afán de perfección a toda costa, simbolistas) y anglosajonas (Poe, Whitman). Y hubo el reclamo perentorio de un vacío que debía llenarse, el resultante de la filosofía positivista de August Comte. Ésta había minado las creencias antiguas, pero sin proporcionar otros sustitutivos que el progreso material, la deificación del bienestar. Los modernistas atendieron a poetizar debates y temas que eran independientes de tales preocupaciones materialistas, entre ellos la relación sexual, las ramificaciones carnales del amor, hasta entonces verdadero tabú en la literatura americana, igual que la española.
Una urdimbre subterránea la aporto el  fenómeno de frustración generalizado por las pequeñas burguesías en la República sudamericanas, cuyo tejido social se había ido diversificando a lo largo del s. XIX. Contra el código de valores impuesto por unas oligarquías dominantes en alianza con intereses extranjeros (los norteamericanos empezaban a sobreponer a los europeos) arremetió la propuesta modernista, en realidad cargada de nuevas proposiciones morales. El instrumento político, la literatura al servicio de la causa como en la etapa anterior, sino el puramente artístico.
Aunque se suele proponer 1880 como fecha de arranque del Modernismo, su atmósfera encontró un caldo de cultivo apropiado en una serie de poetas que habían echado la simiente con cierta anterioridad. En Cuba, los modos expresivos de José Martí (1853-1895) habían constituido una especie de idioma. Junto con su figura cabe alienar a Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895), en México; a José Asunción Silva (1865-1896) en Colombia (Los maderos de San Juan y Día de difuntos cuentan entre sus mejores poemas); y a otro cubano Julián del Casal 81863-1893), con una obra de extrema habilidad formal (Hojas al viento, 1890)

Esta plenitud se cifra entre 1888, fecha de la publicación de Azul por Rubén Darío (libro que reúne poemas y cuentos en prosa) y la Primera Guerra Mundial. Las otras dos obras fundamentales del escritor nicaragüense fueron Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1905). Las posteriores comprendieron espléndidas composiciones, pero sin brillar en su conjunto a tamaña altura: pueden escogerse El canto errante (1907), Poemas del otoño y otros poemas (1910) Canto a la Argentina y otros poemas (1914). Esta producción rubeniana recuperó o inventó las más diversas combinaciones estróficas y rítmicas y un léxico nuevo de enorme eficacia plástica y musical.
Del cuantioso plantel de modernistas surgió en cada país bastará con la mención de los más sobresalientes. En México, el singular Salvador Díaz Mirón (1853-1928) renegó de sus encendidos versos revolucionarios en favor de las novedades del registro poético. También se encuentra el prolífico Amado Nervo (1870-1919) abandonó los lujos verbales y pintorescos de su primera etapa (Perlas negras, 1898; Jardines interiores, 1905) por una sencilla, transida de sentimiento religioso, que caracterizó sus años postreros (La amada inmóvil, El arquero divino, póstumos). En Perú destacaron José Santos Chocano (1875-1934), que fue quien mejor ilustró la desviación de causes modernistas hacia los temas del americanismo, en su pintura visual de la naturaleza, el indio y sus leyendas (Alma América, 1906), y José María Eugeren (1882-1942), creador de atmósferas cercanas al sueño. En Colombia, Guillermo Valencia (1873-1943) aportó un libro único, pero importante: Ritos (1898). En Bolivia, Ricardo Jaimes Freyre (1868-1933) y Gregorio Reynolds (1882-1948) cultivaron una experimentación casi de laboratorio (Los sueños son vida, 1917, y El cofre de Psiquis, respectivamente).

En este espacio se presenta un poema de Rubén Darío titulado: Lo fatal, este poema cierra el libro Cantos de vida y esperanza unas de sus obras más logradas, tras dos obras plenamente modernistas como fueron Azul y Prosas profanas.
Poema alejado del preciosismo esteticista que tanta fama dio a Rubén Darío, en él se canta la preocupación profunda del fin de la existencia, el terror a lo ignorado, un tema recurrente en su obra.

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
Y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo.
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
Y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y sufrir por la vida y por la sombra y por

Lo que no conocemos y apenas sospechamos,
Y la carne que tienta con sus frescos racimos,
Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡Y no saber adónde vamos,
Ni de dónde venimos!...

El cuento modernista


El modernismo se caracterizó por ser una fusión de toda la tendencia literaria anteriormente formada. Se puede hablar mejor de modernistas que de modernismos, el movimiento es muy complejo. Es una fusión de todo aquello que se fue dejando atrás al paso de los movimientos ya mencionados.  De la literatura española, influyó apenas el gongorismo, se nutrió más del espíritu de la vieja Francia. Tomo del parnasianismo el anhelo de la perfección sin llegar a la frialdad. Del simbolismo el propósito de renovación de la expresión poética. A pesar que tendían a un rechazo hacia el romanticismo por sus excesos, aceptaron su emoción profunda y su colorido verbal. Buscaron plasmar las impresiones que las cosas les producían más que éstas mismas, retomando el impresionismo.      También el realismo y el naturalismo llegan a formar parte de este movimiento,  ante la expresión depurada, y el lenguaje trabajado con arte. A pesar que la poesía es la que más resalto en este movimiento, también tuvo un lugar muy significativo la narrativa. El cuento propone una serie de elementos, procedimientos y recursos a la consolidación del género.
     Hacía  finales de siglo XIX comienza a definirse la poética de cuento. Pero también hay que reconocer que por aquellos años surgían corrientes literarias que impulsaron notablemente el desarrollo del cuento. El modernismo, en la prosa, prefirió la narración breve. El narrador modernista, sin pretenderlo, impuso al relato las economías severas del lenguaje poético e hizo que el cuento gravitara hacia un foco capaz de producir la dilatación imaginaria que caracteriza al poema.
     La mayor parte de la difusión de los cuentos, se le debe a la prensa. Los periódicos y las revistas impulsaron otros espacios de enunciación para la literatura y para un nuevo tipo de escritor.  Por experiencia propia, Darío afirmó: “El periodismo constituye una gimnasia de estilo”.  Este fue el vehículo para que el público se interesara, un medio que forma lectores y al mismo tiempo, impulsa a autores para la creación literaria de la época.

sábado, 12 de mayo de 2012

Modernismo en la novela


El modernismo destaca las características de la corriente literaria romántica, “la individualidad desmesurada; sentimiento de soledoso, de la nocturnas, de lo funéreo, de la imitación del paisaje o climas forasteros, pasión irrecíproca por la vida y por la muerte…”.

Los modernistas rompen con los estereotipos que se habían venido fabricando del típico personaje rural, situando a éste en el ámbito de la ciudad con los complejos del mismo. 

            El héroe modernista se torna un sujeto en crisis, neurasténico. Su obsesiva búsqueda             interior es la búsqueda de una cultura y una sensibilidad opuestas a la barbarie de su            país...” (D. Bohórquez)

          El modernista se demuestra al descubierto en esta búsqueda de identidad.

          La tendencia modernista se desplazó en todas las artes posibles; en los géneros literarios es en la poesía donde mayor fruto logró, sin embargo también en la novela y como ya decía Alfonso González el modernista relucía las pasiones, el erotismo.

          La novela comienza a explorar todo un imaginario de lo sensoria, nuevas        emociones y percepciones del cuerpo, todo un amplio registro del deseo…” (D.        Bohórquez)

          Un ejemplo de novela es la de El enemigo (1900) de Rebolledo, en el cual luce este tipo de imágenes, los sueños del protagonista, por ejemplo.

            Sus noches eran un hervidero de pesadillas sensuales: apenas se comenzaba a             dormir veía en la sombra a una odalisca pellizcando las cuerdas de un arpa, miraba a mil cupidillos vertiendo perfumes en abrasadas pebeteras, y al son del arpa saliendo de    todas partes rondas de impuras mujeres: unas completamente desnudas, otras más           inquietantes aún, cubiertas con velos sutiles como telas de araña, y todas perezosas,    indolentes, provocativas, torciendo sus cuerpos en inverosímiles escorzos, desatadas    las cabelleras, incitantes las bocas, coléricos los granates de los senos; bailando; incitando los apetitos, hasta que el despertar los hacía huir por entre las sombras          cadereando…”  (pg. 6)

          Rebolledo inicia con estas imágenes continuando la historia con una limpia en el protagónico que no logra. Gabriel al intentar desviarse de esos impulsos hace de una jovencita la imagen que él pronto ha de anhelar. La lleva por las sendas para que conozca a Sor Juana Inés, Navarrete, entre otros, ella llega a ser un objeto de deseo tan anhelado que al llegar a su perfección, el deseo le quema por poseerla.

            Detrás de ellos entreabría sus alas la puerta de la alcoba, y en aquel instante, como un             relámpago en la inmensidad de la noche, cruzó su conciencia un trágico pensamiento;             sintió una ansia infinita de posesión; cayó en su espíritu la profanación como una             lágrima venenosa.
            ¡Qué delicia!, ¡qué filtro tan embriagante el del sacrilegio! Poseer a aquella virgen pura             como una hostia en aquel recinto, silencioso y solitario como un templo. (pg. 40)

          Como menciona Allen W. Phillips, Gabriel es un sujeto con características modernistas “es una de las víctimas de aquellas aguas monstruosas. Es un tipo raro y diferente, solitario y sin afecto, que vive entregado a sus deseos e instintos sexuales…” Gabriel tiene virtudes y vicios, como todo hombre, aunque haya querido cambiar su posesión de carne por la espiritual, él al final no lo logra y resulta que le invade el deseo carnal y posee a de manera violenta a Clara. Que después de haberla violado se va puesto que su obra finaliza en ese encuentro.

          Rebolledo, aparte de esta novela escribió otras tres más, que se consideran igual dentro del modernismo: Hojas de bambú (1910), Salamandra y Saga de Sigrida la blonda.

Por: Florencio Ariza

Art Nouveau y Modernismo Hispano



El modernismo como ya ha sido postulado en innumerables ocasiones por muchos críticos, es una fusión de todo lo antiguo y todo lo nuevo para rechazar lo anterior y crear algo nuevo, moderno.

Normalmente se piensa que este movimiento empezó en Europa como la mayoría de los movimientos que han marcado la historia del arte, pero no es así. El modernismo fue creado en Hispanoamérica, aunque de sobra sabemos que no existe nada completamente nuevo, siempre existen patrones que se retoman de corrientes anteriores y siglos atrás.

Es por eso que al poner en tela de juicio de donde viene el modernismo se piensa que fue en Europa por tener influencias francesas al principio, pero después de ver todo lo que es capaz de abarcar, es cuando el modernismo hispanoamericano se abre a si mismo camino por sendero nuevos de investigación, retomando ya no solo aspectos de la cultura francesa, sino también de la norteamericana y española, entre otras. Transgreden el amor puro hasta llegar el erótico, por poner un ejemplo, y es ahí cuando se suscita un cambio innovador que determina la construcción del modernismo.

La visión de la sexualidad de vuelve más libre, el objeto del deseo se hace más palpable, la mujer se vuelve sensual en la poesía hasta un poco agresiva y feminista.

El arte por el arte tiene una transfiguración progresiva en este momento, dejando vanos prejuicios detrás para palpar de mejor manera la exigencia del ser que se escondía aun cual espectro, esperando el momento de sorprender a los videntes.

Por: Diosa Griega.

Estética del modernismo


Significado estético del modernismo

Algunos de los conceptos básicos del modernismo no han sido establecidos aun, así que se busca a en el fondo del modernismo un cambio radical en una concepción del arte y su función en las modernas sociedades americanas y españolas.

Es precisamente por eso que se sigue discutiendo sobre el sentido estético de este movimiento. Se supone que al empezar a surgir nuevas primicias de una estética destinada a alcanzar una trascendencia y difusión verdaderamente excepcionales, que fue lo que Max Henríquez Ureña planteaba en su serie de ensayos donde se estudiaban los cambios literarios entre España y América a partir de 1875.

El modernismo considerado una de nuestras piedras angulares de nuestra literatura debe considerársele como una realidad para empezar a entenderlo. Podemos comenzar aceptando que el modernismo no es singular, sino plural ya que no solo es un modernismo del que hablamos más bien hablamos de varios “Modernismos”. Lo notable es que, pese a esa vertiginosa variedad, siempre podemos reconocerlo: todos sabemos lo que es, aunque no todos lo veamos bajo la misma perspectiva.

Su más grande hazaña fue ese pluralismo estético que establece como principio esencial del arte la libertad para crear y alcanzar ese reino interior de todo artista.

Impulso renovador

Esto se da cuando los románticos intentaron proponer lo mismo al comenzar el siglo, sin embargo, nunca lograron entender la verdadera diferencia que radica en “al ser verdaderamente libre es tratar de alcanzar los más arduos y sutiles ideales del acto creador”, y por eso, el modernismo es sufre el impulso renovador contra los modelos ya fatigados del post-romanticismo, el academicismo y la expresión literaria conformista y opaca que los románticos manejaron durante décadas.

Pero era de esperarse que un arte así fuera considerado como una provocación para la sociedad de la época. Lo que la sociedad no sabía es que el modernismo no era una simple corriente banal como la consideraban superfluamente, el modernismo sufrió un vasto cambio espiritual que tocó todos los aspectos de la vida hispanoamericana, abarcando desde la poesía hasta las artes plásticas, en sí todas las bellas artes. Que fue la expresión de una profunda crisis asociada con una situación particular de desarrollo de las sociedades americanas al acercarse el nuevo siglo como una manera de separarse de la influencia europea.

Matices del modernismo

Si es cierto que en ambos continentes el modernismo se desarrolló, pero otra cosa muy diferente es cómo se desarrolló en cada uno.

En lo que se refiere por el continente latinoamericano, hablando específicamente de México y Buenos Aires, habían logrado una notable expansión y notable prosperidad material solamente para algunos grupos determinados de la sociedad afines a los intereses y gustos europeos. Entre esas Elites, existía un deseo de cambio, un silencio clamando lo nuevo, cuando ese cambio llego, se le llamo: modernismo.

Habiendo tantos surgimientos como el cientificismo, el racionalismo y el utilitarismo, el modernismo tenía que avanzar. Así pues el modernismo nace de una aguda conciencia crítica de esas carencias n resueltas y del impulso por modernizar también el pensamiento, la sensibilidad y la vida espiritual de los hispanoamericanos que vivían en esas décadas finales con una creciente inquietud.

El modernismo exigía a la modernidad que las urbes criollas debían ser los focos de una nueva cultura, altamente refinada, en todo el sentido literal.

El arte por el arte

En Europa y América había una sensación de vacío y zozobra en medio de esa prosperidad ya que las maravillas de la técnica no hacían sino mostrar la desnudez y el desamparo espiritual del individuo los del artista sobre todo, quien al ir descubriendo su arte se topaba con el tremendo abismo que había entre él y una sociedad satisfecha que se contentaba con los productos adocenados del arte académico.

A partir de la década de los 80’s se presentan diversos cambios en las artes, nuevas tendencias que marcaron el nacimiento del Art Nouveau, donde existe una correspondencia directa entre todos los cambios y diseños creados de artistas anteriores, escondido detrás del contexto, las pinceladas y las líneas no vistas antes.

Los cambios que introduce el modernismo es la sensibilidad del creador, precisamente como reacción a la insensibilidad general que atribuye  la sociedad en la que vive.
El modernismo es la búsqueda de lo absoluto, en un contexto histórico. Es una fuga hacia un mundo ilimitado, más humano y autentico, si restricciones ni parcializaciones, donde los más altos sueños y fantasías pueden cumplirse o al menor acariciarse.

Por: Diosa Griega

El modernismo reflejo del romanticismo



Tenforo Reténforo


¿Quién no es romántico?, se cuestionaba el nacido en Nicaragua Rubén Darío, para muchos el Modernismo hispanoamericano no es más, según Octavio Paz, que el verdadero romanticismo latino, en función por supuesto de la elegancia del lenguaje y la verosimilitud del verso, sin embargo esto nos da pie a pensar que no estamos entonces hablando de un solo modernismo, José Miguel de Oviedo menciona que: No hay un “modernismo”, hay una pluralidad de “modernismo”, de amplias vías abiertas dentro de un cauce común, y lo más importante de ello es que esta pluralidad no sólo se da de autor a autor y de región en región sino también dentro de un mismo individuo.

          La búsqueda del modernismo fue siempre una búsqueda de libertad, en base a la exaltación de la belleza del lenguaje y las vertientes estéticas del arte, cosa similar sucedió con los románticos, libres por naturaleza siempre estaban en la búsqueda de lo bello en base a la exaltación de las pasiones, sin embargo los modernistas también buscaban los ideales del acto creador, es decir desde ese momento ya había un serio y pleno compromiso con la palabra.

 Ahora bien, si bien los modernistas decían que estaban en contra de los juicios románticos, lo verdad es que ellos luchaban no contra los preceptos románticos sino más bien, como dice Oviedo, iban en contra de los modelos ya fatigados del posromanticismo, el academicismo y la expresión literaria conformista y opaca.

          Los modernistas intentaron una revolución no sólo estilística en el lenguaje literario  o en la expresión artística, sino también una revolución de ideas, cabe recordar que por aquellas épocas en México, principalmente estaba viviendo una la época del Positivismo, en donde el cientificismo, el racionalismo era lo absoluto en base a la cuestión de lo utilitario, los primeros combatientes de ello fueron los modernistas, aunque el Ateneo de la juventud, también realizó ciertas acciones en contra de ello, no obstante ¿acaso no estaban en la búsqueda de la modernidad los mismos ateneístas?

          Anteriormente mencioné al poeta, quizá más importante dentro de las historia o las historias del modernismo y me refiero a Rubén Darío, quien alcanzó a convertir toda el pensamiento modernista en un verdadero estilo, pero según Oviedo el modernismo hispanoamericano era una búsqueda de lo absoluto en confabulación de lo parnasiano y lo simbólico y quizá esto de deba a la situación de que en América se estaba gestando, por vez primera la posibilidad de vivir un estado de gracia poética y de salvación por la vía estética.

Por supuesto esto tenía un elemento recurrente y vital, “el acto creador en base a la ejecución de las formas”. Darío nuevamente sería el que perfeccionara dichas ejecuciones, pero nuevamente volvemos a la cuestión romántica, los actores románticos fueron también creadores perfeccionistas de la forma, si bien en algún momento se puede tomar como un ejercicio revoltoso y rebelde, también había una minuciosa paciencia para crear. Los artistas plásticos sobre todo cuidaban cada detalle, otra vez lo parnasiano se hace presente  en modernistas latinos pero sobre todo mexicanos.

El artista modernista hacía gala de ciertas características que en su momento también fue propia de los románticos, tenemos la cuestión del cosmopolitismo, que no es más que una loa a los símbolos refinados y prestigiosos, también el sentimiento nacionalista o como lo cataloga Oviedo el americanismo, también el exotismo que es la recuperación de ámbitos y estructuras (en este caso literarias) europeas, el elitismo, soberbia de los burgueses a partir de creerse únicos (¿exaltación del yo?), entre otras características de importancia y paralelas al sentimiento romántico.

Entonces y a partir de lo expuesto anteriormente podemos decir que nuestro Modernismo, del cual muchos están orgullosos no es más que una suerte de reflejo del antiguo y viejo, pero vivo, romanticismo, (esto es la historia de las vanguardias y de los movimientos, siempre intentando luchar en contra del predecesor, pero retomando lo más importante de ellos, la situación efímera y por supuesto los postulados en función del bienestar del colectivo)  porque quizá ese romanticismo sea el único movimiento literario que no ha muerto. 

El modernismo, movimiento literario surgido en Hispanoamérica que estaba en búsqueda del progreso social





Tenforo Reténforo

José Emilio Pacheco menciona, como otros autores de valía que no existe modernismo, sino modernismos, los cuales están en base al lenguaje de cada creador y este lenguaje al mismo tiempo está en función de las distintas regiones y realidades que se habitan, es decir estamos frente a una situación, podría decirse, colectivamente individual, ya que si bien hay cierta armonía entre autores cada uno tiene una idea y estilo propio que es correspondiente con el sistema modernista.

          Ahora bien habría que definir la diferencia entre modernismo y lo moderno, según Pacheco lo moderno son los usos y costumbres de hoy, un hoy que no se parece al de ayer u necesariamente se diferenciará del mañana, es decir los tiempos no son iguales, esto por supuesto es una plena sentencia heraclitiana, sin embargo en la cuestión del modernismo podría no aplicarse ya que éste inició como una cuestión, digamos, revolucionaria en donde la prioridad era la autonomía política y también el desarrollo de un lenguaje más pulcro y dicho iniciador, en confabulación con el Parnasianismo y el simbolismo fue Rubén Darío.

          Para los ingleses esto no fue más que una suerte de vanguardia, sin embargo esto no puede ser dadas las características que tiene la vanguardia, ahora bien la Literatura  lo concibió como algo innovador, algo nuevo que estaba revolucionando el lenguaje y las estructuras algo que raya es inmediato pero que se esperaba desde hace mucho, era lo que se conoce como moderno, no obstante esta modernidad también estaba muy apegada a lo profano y lo nacionalista, dándole de este modo un toque romántico al modernismo.

          Federico Onís menciona que el modernismo es la incorporación de América a la literatura universal, efectivamente estamos frente al primer gran movimiento literario (en su primer momento) iniciado en Lationamérica, aunque Darío publica fuera del continente a priori ya existían indicios de intentos de cambios estructurales en la literatura hispanoamericana del momento, como ya se mencionó, a partir del rechazo a las tendencias antiguas pero adoptando a los parnasianos, simbolistas y románticos.

          En 1884 aparece lo que para algunas autores (incluido Pacheco) sería el principio del Modernismo, me refiero al poema La duquesa de Job, escrita por Manuel Gutiérrez Najera, dicho poema es reconocido no sólo por la incorporación de una nueva “estética en el lenguaje” sino más bien por tocar temas que aluden a la cotidianeidad, no sólo del burgués, también del proletario, Pacheco lo definiría como la “Moda”, es decir la aparición figurativa de la modernidad. La moda supone el proceso industrial, es decir el cambio, el progreso y con ello la transformación de la realidad, porque cabe recordar que  más que un cambio literario los modernista buscaban crear una nueva ideología en base a sus escritos.

          Por supuesto que en aquellos años estábamos frente al Positivismo auspiciado por Porfirio Díaz, Nájera pertenece a un grupo social que está de acuerdo con dicho régimen gubernamental, sin embargo él se niega a seguir tales preceptos, el golpe de respuesta fue lo que se conoce como “Pesimismo”. Una respuesta de los poetas en contra del proceso industrial.

          Nájera vería su esplendor literario gracias a la audacia de profesionalizar su obra. Por 1888 estaba publicándose Azul, quizá obra más importante para los modernistas esto dio un gran reconocimiento al pensamiento gestado por Manuel G. N. y entre 1894 y 1896 emerge otro gran símbolo del Modernismo mexicano; nace la Revista Azul, curiosamente ese color sería lo que caracterizaría y con que se identificarían a los pensadores modernistas.

          Pacheco hace una clara diferencia entre la tendencia literaria llamada Modernismo y lo moderno, como la producción que provoca la masa en función de la moda, esto sin embargo no está del todo alejado del pensamiento de los creadores modernistas, ya que ellos también producían para la moda, para la renovación y el desarrollo de los distintos sectores a los que pertenecían, es decir los modernistas también eran modernos por su incansable búsqueda del progreso.   

jueves, 15 de marzo de 2012

Algo sobre Darío…


Algo sobre Darío…

Yo soñé que era un hondero
mallorquín
Con las piedras en la costa
recogí,
cazaba águilas al vuelo,
lobos, y
en la guerra iba a la guerra
contra mil.
Hondas. Rubén Darío

Arqueles Vela definía al modernismo no como nueva corriente literaria sino más bien como una suerte de  reforma estética cuya filosofía se basaba en la recuperación de las formas parnasianas y simbolistas surgidas en Europa a finales del siglo XIX, y como tales la renovación del lenguaje cuyo estilo se basaba en la incorporación de palabras contextualmente fuera de los términos de la poética modernistas, pero que daban a la fonética del verso el un ánimo en esta amalgama de valores artísticos, literarios y religiosos muy apegados a la tendencia romántica.
   Uno de estos valores literarios es sin lugar a dudas el nacido en  Metapa, Nicaragua en 1867, y cuya obra poética, por sus distintas y múltiples dualidades trascendió a niveles interestelares, me refiero al poeta Félix Rubén García Sarmiento, mejor conocido como Rubén Dario, quien fuera el iniciador del Modernismo hispanoamericano y universal. Me atreví a hacer mención de la cuestión de las dualidades ya que si bien está creando nuevas tendencias estilísticas en su poética, no podemos dejar de un lado que aún existía ese debate entre las nuevas tendencias poéticas aterrizadas en su contexto inmediato y la recuperación de las antiguas formas románticas en función de la búsqueda del poeta.
   La vida de Darío fue en sus primeros años una tormenta doméstica, el matrimonio de sus padres Manuel García y Rosa Sarmiento, realizado como en muchas familias por conveniencias económicas, era prospero sí, económicamente, desafortunada o quizá para el desarrollo del poeta, afortunadamente, el matrimonio de ellos no era el que de niño Darío hubiese deseado, ambos se profesaban infidelidad al por mayor por lo que el pequeño Rubén tuvo que refugiarse en un convento Jesuita, quizá fue de ahí que tomó elementos para crear varios de sus textos, entre ellos Los motivos del Lobo
   En 1888, aparece el libro, quizá más conocido de Rubén, Azul, el libro fue innovador, comentado en todo el mundo, un joven latino estaba reformando la poesía, el genio de Nicaragua lo llamaban por aquellos años.
   En el año 2000, la editorial Lumen publicó la antología Rubén Darío y una sed de ilusiones infinitas, no podría otorgársele mejor título, en efecto y gracias a las dualidades ya mencionadas Darío siempre estuvo en una búsqueda de las ilusiones, podríamos decir entonces que la poesía de Darío es hasta cierto punto utópica, la poesía de Darío retomaba detalles de la mitologíaa Griega, ejemplo claro es el poema Coloquio de Centauros. 
   Darío falleció en la ciudad que lo miró crecer, en León en 1916, y no se podría definir el estilo poético de Rubén más que con las palabras de Alberto Acereda: El inicio de la modernidad literaria hispánica, que en el caso de Darío se traduce en un apasionante mundo poético formal y conceptual. 
   Darío era pasional, sí, pero al mismo tiempo aplicaba la razón en sus textos, esa dialéctica fue lo que al fin de cuentas creó ese estilo “Moderno”, fue esa la modernidad de Darío la confabulación de dos vertientes totalmente distintas empleadas en un tono poético que se plantaba en los escritos de Rubén.
Ténforo retónforo 

Modernismo, Cine, Chaplin y Más



 Una cosa es hablar de modernismo y otra muy diferente es hablar de modernidad o el muy nombrado “Modern Style”, todos ellos son diferentes en cuanto a su valor significativo. Ahora lo que  corresponde aquí es explicar de manera concisa ¿qué es el modernismo? y ¿cómo influyó en el cine?


Modernismo

El modernismo al comienzo es el movimiento que se da primeramente en Hispanoamérica y que después se esparce por todo continente principalmente en el ámbito literario. El modernismo es el movimiento que retoma lo más importante de lo antiguo y lo fusiona con el presente para crearse.


El Modernismo Literario: Se da desde 1890, cuando un grupo de escritores, principalmente poetas, escogieron este término para identificar su tendencia a la renovación de temas y formas.  El máximo representante es el poeta nicaragüense  Rubén Darío.  

El modernismo literario se da  en respuesta   al creciente poder del dinero y los ideales materialistas que se encarnaban en la  burguesía, como reacción contra la guerra hispanoamericana de 1898,  y contra el Imperialismo Yanqui. 


Consecuencia del impacto del Modernismos literario  es la ruptura con la cultura de la Antigüedad Clásica y la exaltación de los ideales de la Generación del 98 en España.
Así pues el movimiento tuvo un gran auge en todas las bellas artes, dándose a conocer ampliamente en todo el mundo como Art Nouveau.

Rápidamente se esparce hacia las artes plásticas, la música, la escultura, la arquitectura hasta llegar al cine, donde grandes directores y artistas quedaron marcados por esta época.



Cine

  El cine modernista fue una de las artes más maravillosas que renacieron de movimientos anteriores como las tendencias dadaísta, surrealista, cubista y futurista que se interesaron pronto por el cine. En Europa surgieron, tras la Primera Guerra Mundial, varios movimientos modernistas que invadieron las artes. De ellos cabe destacar el dadaísmo, que pretendía sobre todo escandalizar, y el surrealismo, que ponía el énfasis en lo irracional y lo subconsciente. El cine les llamó la atención pues al expresarse mediante el movimiento de imágenes era una innovadora y moderna forma de comunicación artística, acrecentada con la utilización de técnicas que permitían satisfacer las inquietudes de los interesados por los nuevos inventos.


  Mediante algunos procesos cinematográficos, como los rodajes fotograma a fotograma para lograr composiciones efectistas, o las fotos puramente científicas que les permitieron comprender mejor la naturaleza del movimiento, los pintores aprendieron y lograron “dar vida a sus imágenes”. Picasso se había planteado hacia 1912 la posibilidad de una pintura móvil proyectada sobre una pantalla de cine que nunca realizó.



La importancia de los decorados teatrales pintados aproximados al cine expresionista alemán a la pintura en El gabinete del doctor Caligari  o a la vanguardia francesa con la película de Marcel L’Herbier, La inhumana (L’inhumaine, 1924), con sus estelarizados decorados art-decó y el especial decorado “cubista” para el laboratorio.

Le sang d’un poéte (La sangre de un poeta, 1930), de Cocteau, a pesar de que el director se consideraba antisurrealista, es considerada hoy como cercana al “auténtico” surrealismo de Salvador Dalí y Luis Buñuel o del surrealismo de las primeras películas cómicas de René Clair, como París dormido (Paris qui dort, 1923) y Entreacto (Entr’acte, 1924).





Los intelectuales iniciaron un acercamiento al cine, relegado hasta ese momento a las barracas de feria, que desarrolló nuevas formas expresivas, experimentando en el campo del documental, un género que iba  a evolucionar más tarde en eficacia. Abel Gance con Napoleón (1927), y Buñuel con Un perro andaluz (1929), plasman suficientemente las líneas creativas que había en aquellos años en los países europeos.





Charles Chaplin

Quizás el más conocido y gran icono del modernismo en el cine es Charles Chaplin, quien diera vida a las películas de cine mudo muy representativas y con una gran crítica social sobre las condiciones de vida de la clase obrera y marginada.
Charles Chaplin cuenta con una inmensa filmografía, y aunque todas son películas excepcionales se hará hincapié sobre un filme que representa muy bien al modernismo con su temática.



Tiempos Modernos


La película de Charles Chaplin aparece en el año de 1935 con una duración de 89 minutos. Cuenta la historia de un obrero de la industria del acero, que se vuelve loco, cansado el mismo trabajo, y después de pasar un tiempo en el hospital recuperándose, es encarcelado por participar en una manifestación sindicalista en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin pretenderlo ayuda a controlar un motín con el cual obtiene su libertad. Una vez fuera de la cárcel, lucha por la supervivencia y comparte esta lucha con una joven huérfana que conoce en la calle. Ambos buscan el sueño de una vida mejor.

Chaplin crea esta sátira de la sociedad industrial que modernizó los sistemas productivos a costa de suponer una alineación del individuo entre millones de trabajadores. Es una obra maestra indiscutible que contiene escenas memorables y clásicas, como cuando Charlot pasa por los engranajes.




En la película, se dan una serie de contradicciones como por ejemplo: la capacidad de un país como los Estados Unidos de producir en masa y aun así caer en crisis económica. Otro ejemplo es: el que los Estados Unidos basó su economía en el trabajo de sus obreros y aun así no tiene leyes para protegerlos. La ironía mas grande es que en esa época se vivía mejor en la cárcel ya que se tenía comida todos los días, y en las casas se carecía de ella a pesar de la libertad de la que se gozaba en los tiempos modernos.
La película destaca la relación de progreso entre progreso y eficiencia, ya que todo está medido por una mecanización del tiempo, y la noción del tiempo, está ligada a la producción. Se da también la deshumanización debido a que el jefe del personaje principal cada cierto tiempo obligaba a producir más en menos tiempo, abusando de los empleados.





Chaplin logra destacar que a pesar de vivir en tiempos modernos, hay una clara división de clases sociales. Por ejemplo, el jefe que es también dueño de la empresa tenóa su propia oficina, el poder y el dinero. Mientras que la huérfana al carecer de esos bienes se veía obligada a robar para comer. Chaplin nos permite a través de la película ver cómo surge la proletarización extrema, y como consecuencia se da el cierre de las fábricas y organización obrera, o sea, la sindicalización, con tendencia política marxista, para reivindicar los derechos de los trabajadores.

Mucho Más

Existen muchos más ejemplos del cine modernista, que igualmente son representativos del movimiento, dentro de este género también podemos encontrar a Federico Fellini, Ingmar Bergman, Chris Marker, Michelangelo Antonioni entre otros que merecen ser nombrados y ¿Por qué no? Verlos nuevamente plácidamente en el sofá de la casa a medida que la noche transcurre.




Por: Diosa Griega.